Ser padre o madre no es solo llevar a los hijo e hijas al colegio y alimentarles. Es ejercer un papel crucial a la hora de transmitir los valores y actitudes que los menores necesitan para desenvolverse bien en la sociedad. Y ese nuevo estilo parental requiere de nuevas habilidades y de formación.
Conscientes de esto, el Ministerio de Sanidad, en colaboración con la Fundación La Caixa, acaban de presentar la “Guía de Parentalidad Positiva”, un compendio de pautas y protocolos para ayudar a los progenitores y a profesionales a fomentar sus competencias para crear un clima de convivencia familiar positivo.
Ambos organismos han seguido las recomendaciones del Consejo de Europa que, ya en 2006, consciente de la importancia de la institución familiar, instó a las instituciones públicas a promover y fomentar las nuevas responsabilidades parentales.
De hecho este documento está basado en el informe del Consejo de Europa «Parenting in contemporary Europe: a positive aproach», publicado en aquel entonces. «Sabemos que algunas conductas de los padres y madres son muy positivas para los hijos/as. Los menores, al igual que los adultos, cooperan mejor con personas que les tratan con amabilidad, respeto, comprensión y reconocimiento», indican desde esta entidad internacional.
La «parentalidad positiva» en España, aunque no se pueda considerar un tema nuevo, no se ha incluido aún como tal en la agenda política. «Si se ha producido un cambio de la autoridad a la responsabilidad parental, en lo que se refiere a los derechos de los niños/as. Y esta guía es una forma excelente para que los progenitores y otros cuidadores de referencia tengan una preparación adecuada para ejercer sus funciones de una manera saludable, en aras de optimizar todo el potencial de sus hijos», ha indicado en la presentación Salomé Adrover, directora general de Servicios para la Familia y la Infancia del Ministerio.
Las líneas básicas de actuación
La visión de la parentalidad positiva, según la Convención de Naciones Unidas (CDN) es la siguiente:
— Cuidado y protección: que permita responder a la necesidad de mayor y seguridad del niño/a. El niño/a necesita aceptación, sensibilidad, receptividad, implicación y apoyo de sus padres… Los progenitores pueden mostrar a sus hijos/as afectos y alegría, reconfortarles si están angustiados, hablar con ellos sobre lo que les preocupa, mantener un clima afectivo positivo en el hogar y ofrecer seguridad y cuidados básicos.
—Estructura y orientación: que propocionen al niño/a seguridad y una previsiblidad que le ayuden a aceptar la responsabilidad de sus propias conductas, le permitan tomar conciencia de las necesidades de los demás y desarrollar su autocontrol. Los padres y madres deben establecer una rutina diaria ordenada (pero no rígida) con horarios regulares para las actividades familiares. Es importante ser flexible, hablar y negociar con el niño a medida que crece.
—Reconocimiento, que se refiere a la necesidad del niño/a de ser visto, escuchado y valorado como persona. Requiere que los padres y madres muestren interés por sus experiencias cotidianas, le escuchen, traten de comprender su punto de vista y le ayuden a expresar sus sentimientos.
— Capacitación, que se refiere a mejorar la sensación de competencia y de control personal del niño/a y la habilidad para influir en las actitudes y conductas de los demás. Los padres y madres pueden centrarse en los aspectos positivos del niño/a y expresar confianza en su potencial. Además, los progenitores pueden crear situaciones que les permitan aprender, descubrir nuevas experiencias y desarrollar sus relaciones sociales.
Más información sobre Parentalidad Positiva
Puedes consultar más materiales y publicaciones sobre Parentalidad Positiva editados por UNAF en este enlace.
Fuente: ABC.es y Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad