En este nuevo contexto de pandemia, desde el espacio de Sensibilización a la Mediación Familiar en ruptura de pareja, hemos querido ofrecer un programa útil pero diferente al que solemos emplear en nuestros talleres de sensibilización presenciales. Buscar una fórmula on line que permita el trabajo personal, ver cuál es el origen y cuál es la finalidad de algunas herramientas y conceptos que se trabajan en mediación más allá de nuestro proceso, ha sido nuestro objetivo. Para ello hemos contado con la colaboración de un experto en comunicación que desde la perspectiva de la filosofía nos ha ayudado a exponer y trabajar estos concepto, Ángel Gutiérrez Iglesias, formador en la Universidad Europea. Con él hemos aprendido también qué elementos de otras disciplinas pueden ser de aplicación en mediación.
A lo largo de cuatro sesiones, se han presentado a familias y profesionales una serie de contenidos, de herramientas que, si bien se utilizan en mediación, son de aplicación para cualquier persona en su día a día, como medio de autoconocimiento y como fórmula para gestionar mejor sus conflictos y sus relaciones con los demás.
Los hemos llamado “Entrenamientos de Mediación” y tenían varios objetivos:
1.- Exponer la utilidad de estos conceptos en la mediación en el contexto de la ruptura de pareja.
2.- Integrar en ese proceso de mediación la necesidad de trabajar la pregunta, la culpa, la elección y la asertividad.
3.- Trabajar cada elemento con distintas dinámicas de modo que desde el trabajo personal consigamos llevarlo al campo relacional, al momento en que, como familias, podamos hacer del entrenamiento una herramienta que mejore nuestra comunicación y nuestras relaciones personales, o al momento en que, como profesionales, podamos intervenir habiéndonos explorado y conocido primero.
Entrenamientos, sí, porque para poder llegar a la meta en cualquier disciplina, primero hemos de proponernos un objetivo, evaluar desde el punto que partimos, y poco a poco empezar a trabajar, con constancia. Y no vale prepararnos un día sino durante un periodo de tiempo. Solo lograremos alcanzar nuestro objetivo si estamos entrenados.
Nuestro desafío era entrenar 4 aspectos que habitualmente confluyen en los procesos de ruptura.
Así nuestro primer miércoles de Mediación estuvo dedicado al ARTE DE PREGUNTAR. En mediación, las parejas tratan de resolver sus conflictos voluntariamente, tratan de llegar a un acuerdo común, con la ayuda de un tercero imparcial, la persona mediadora, quien les ayuda, a través de la exploración y del diálogo, de la pregunta.
Por un lado, se trata de que las parejas que acuden a mediación descubran sus porqués. Las parejas en ocasiones traen unas ideas, piensan que están hablando desde un pensamiento y en realidad cuando comenzamos a preguntarles y se responden, toman conciencia de estar hablando desde otro pensamiento diferente. Y los pensamientos importan, porque son la base de nuestras decisiones y nuestras acciones.
¿Es la pregunta una técnica o un hábito? Concluimos que la pregunta formaba parte de nuestro ADN y que como no existe un guión para ver qué pregunta emplear, lo ideal es que conozcamos el mayor número de tipos. Aprendimos también que para localizar los paradigmas, esas áreas de pensamiento, debíamos ser capaces de preguntar a la pregunta. Aprendimos que la pregunta ha de ser oportuna y que no tenemos por qué saberlo todo. La persona mediadora busca conocer para poder iluminar distintos caminos que ofrezcan soluciones a las familias, a las parejas.
En el segundo entrenamiento estuvimos trabajando sobre LA CULPA, que o bien nos paraliza o bien nos hace avanzar, y que reside en cada uno de nosotros como lo hace también en las parejas que acuden a mediación.
La persona mediadora debe saber gestionar la suya para que no influya en su imparcialidad y neutralidad , y debemos hacer a la pareja descubrir ese sentimiento y revelárselo, para que tomen conciencia de su actuación. Esa toma de conciencia les tiene que acompañar durante todo el proceso.
El tercer entrenamiento lo hemos dedicado a LA ELECCIÓN. Hemos trabajado con juegos de elección constatando que la elección se transforma en decisión cuando tengo mucha información sobre mí y sobre cómo decido. Los equipos de mediación se ocupan de esa difícil tarea, de indagar a través de la pregunta en las parejas, para que ellas sean conscientes de esa información que verdaderamente necesitan para decidir. Negociar es elegir y tratar de que la otra parte tome una elección cediendo ante nuestros deseos, o cediendo ante los suyos, y siempre buscando que se tenga en cuenta que esos niños y niñas de estas parejas, en esta situación, puedan adaptarse con los menores cambios posibles en sus vidas, manteniendo su relación con ambos progenitores y manteniéndose al margen del conflicto. “Los y las menores son nuestra gran preocupación”.
Finalmente, nuestro cuarto entrenamiento se dedicó a la exploración de esta habilidad tan importante que es LA ASERTIVIDAD. El espacio en el que debe realizarse la mediación debe ser asertivo, un espacio en el que poder expresar libremente lo que pensamos con franqueza, de manera abierta y directa pero a la vez sin ofender. Este espacio es el campo de cultivo de una buena negociación, la libre expresión con respeto, el poder objetar… son los elementos necesarios para que los acuerdos se cumplan después.
Las personas mediadoras tienen que hacer ver a la pareja que en este espacio hay libertad, también respeto, pero que es el momento de disentir en aquello con lo que no estamos conformes. Normalmente las parejas vienen con roles aprendidos en los que cada uno juega un papel. Es el momento de disociarnos de esos roles, no tener miedo a cambiar, según crecemos, aprendemos y nuestro pensamiento cambia. No todo es complacer, también hay que prepararles para aceptar las objeciones de los demás y ser capaces de plantear las propias. De la exploración de esas diferencias vienen soluciones creativas que se salen del molde habitual, pero que son las que las parejas en particular necesitan. Trabajando y reconociendo nuestra propia asertividad somos más libres.
Tras estos cuatro entrenamientos, toca trabajar personalmente, en el día a día. En lo personal y en lo profesional. Nos hemos dado cuenta de que la mediación encuentra su espacio en muchas disciplinas, que desde el ámbito de la psicología, del trabajo social, de la educación, del derecho, de la antropología, desde muchos ámbitos se pueden ejercitar las técnicas mediadoras. Esperamos que este espacio de aprendizaje y reflexión os dé una perspectiva de la gran oportunidad que tenemos en la mediación familiar. Agradecidas por la fidelidad de quienes nos han acompañado cada miércoles de septiembre, de quienes han visionado nuestros vídeos con los contenidos más importantes, os esperamos en nuestros próximos talleres.
Marta Chacón Crespo, Mediadora familiar y técnica de sensibilización de UNAF
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