Más de 400 madres y padres han conocido herramientas y estrategias para mejorar la convivencia familiar con sus hijos e hijas a través de los talleres online desarrollados por la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) durante los meses de marzo y abril.
Partiendo de que la labor educativa es un proceso, Susana Piedra, psicóloga y técnica de sensibilización de mediación intergeneracional y escolar de UNAF, habló de la infancia, la preadolescencia y la adolescencia, y explicó que en todas estas etapas los hijos e hijas necesitan a sus progenitores: “Lo importante es tener una mirada sobre sus capacidades y readaptar el sistema familiar según cada etapa”.
Así, por ejemplo, en la adolescencia se producen una serie de cambios físicos, cognitivos, afectivos y sociales, como la fuerte necesidad de aceptación y pertenencia al grupo de iguales y el distanciamiento de los progenitores. “Son conductas normales dentro del proceso de maduración y diferenciación de las y los adolescentes y son necesarias para que logren autonomía e independencia, crezcan bien y se conviertan en personas adultas sanas”.
Asimismo, Susana Piedra recomendó promover un estilo educativo democrático, basado en el afecto, la comunicación y el establecimiento de límites y normas. “Esto da lugar a relaciones de respeto, reconocimiento, negociación, cooperación y responsabilidad, que al final se traducen en un estado emocional estable de los hijos y las hijas, elevada autoestima y autocontrol, mejor tolerancia a la frustración y mayor independencia”.
Otra cuestión importante es la educación emocional, que permitirá a los hijos y las hijas comprender las emociones propias y ajenas y aprender a gestionarlas. “Preguntarles cómo se sienten ante diferentes situaciones, que nombren sus emociones, animarles a resolver conflictos y mostrarles confianza, ayudarles a detectar pensamientos negativos y que se paren a pensar, y enseñarles que no siempre se tiene lo que se quiere son algunas estrategias de educación emocional”.
Además de las emociones, Susana Piedra recomendó a los progenitores trabajar la autoestima de sus hijas e hijos, valorando sus logros y mejoras, reforzando los esfuerzos, criticando la conducta errónea pero no a ellos o ellas como personas, animándoles a que tengan metas y mostrándoles afecto y comprensión.
La comunicación empática y asertiva es otro aspecto fundamental para lograr una buena convivencia familiar. “Informar en lugar de culpar, describir emociones en lugar de ofender, comunicar nuestras expectativas sin amenazar o comparar, o decir las cosas brevemente y sin sermonear” forman parte de este tipo de comunicación.
Por último, Susana Piedra señaló la importancia de establecer normas y límites para fomentar el autocontrol y la responsabilidad de hijos e hijas, ofrecerles estructura y seguridad, mejorar las relaciones y regular la convivencia. Y aconsejó que las normas sean firmes y estables, elegir el momento y lugar adecuados para establecerlas, informar de lo que hay que hacer y no de la prohibición, y ser coherentes con lo que se hace, ya que los progenitores “son un modelo a seguir”.
UNAF ofreció estas pautas para mejorar la convivencia a lo largo de cuatro talleres, tres de ellos organizados en colaboración con la Asociación LLavors de Vincle (Lleida), el Colegio Ábaco y el Colegio Alameda (Madrid). Una labor de sensibilización apoyada por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 a través del 0,7% del IRPF.